agosto 07, 2010

yo me tattooÉ a Lenin en el pecho


En el sombrío y húmedo barrio de Leiptzig donde me crié todo estaba decorado con su efigie. Mi universo se construyó bajo su familiar y afable mirada. Así que cuando estuve en la armada, en aguas de la DDR en aquella fría y forzosamente dolorosa fragata, no tuve ninguna duda: lo querría para siempre en mi pecho, sobre mi corazón, donde poder darle mi pulso. Un intento iluso e imposible de resucitar su vida y su obra, la que nos hizo a la vez incómodo el día a día y en muchas ocasiones prósperos y cultos. Hoy, ya en otro tiempo, permanece en mi y contagia mi mirada feliz y complaciemte del mundo. No se si por mí, por él o por su presencia ectópica en mi piel.

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