abril 01, 2011

De dioses y hombres (y actores)

Aceptar. Estar comprometiDo consigo mismo. Ser feliz por ello. Dudar. Las esquinas de la vida azuzan nuestro equilibrio y nos desasosiega. La búsqueda de las convicciones, la solidez de nuestra vida y de los pilares que la sostienen se tambalean a veces. Entrar en un mundo equilibradao, ensamblado, lleno de esencias que hacen importante la vida, que le dan sentido. Quiza sea la felicidad. Así se presentan los monjes de De dioses y hombres (Des hommes et des dieux) dirigida por Xavier Beauvois en 2010.

Pero incluso así, uno es vulnerable. Incluso si estás recluido, aislado. Eres vulnerable. La vida es exponerse. Y ello conlleva hecer frente a replantaeamientos inpensables, quizá inimaginables.
Esa es la inmensa pregunta que desborda sin aspavientos a los monjes de Dioses y Hombres. La pregunta reflexiva de la vida que cada cual se ha dado en vivir.
Excepcional interpretación del silencio colectivo, de la tolerancia y de la aceptación del OTRO. Del que no eres tu, y por ende, distinto a tí. Dificilísimo expresar lo que los corazones de los monjes, se dicen. Su calma y su equilibrada existencia, llena de compromisos, y de generosidad. De lo que no hay. Y luego la luz y Zurbarán.
Por desgracias, también está la mierda de la vida de los hombres, que se obstina en eliminar a lo mejor de los dioses por razones espurias. Que duelo.Qué peliculon.

Frio en los huesos

El neorealismo existe. Quizá nunca murió, pero su presencia se hace esquiva y a veces uno se reencuentra en carne viva con él. WINTER´s BONE es neorealismo puro. Nada inventado. Todo re- ensayado. Es fascinante descubrir que el lenguaje narrativo de hace casi 70 años está vivito y coleando. Eso es un clásico. En USA se hace. Y hay quién lo hace muy bien. Como Debra Granik, la directora. Es una buena noticia, porque rompe estereotipos y revela la cultura inmensa que hay en ese gigante de 300 millones de personas. Que pena que tengan una presencia restringida, avasallada por el cine-comercio. Pero Winter´s bone es inmensa. Atrapa y como en la Naranja mecánica te seca los párpados porque no dejas de estar en un ay durante 96 minutos, sin aspavientos. Hay mucha mucha maestría narrativa: en apenas las cortinillas de arranque y tres o cuatro minutos el escenario está plantado. Pero ojo, sólo eso. Llenarlo es obra de la increíble actriz Jennifer Lawrence. Y los secundarios acompañantes, en especial su tio. El rasguido de la guitarra que recuerda a Lagartija Nick sin acabar de arrancar pero que inquieta. La historia no puede dejar impasible, es universal.
Es Ladrón de Bicicletas en Misouri, es atemporal. Lentamente se destila el entramado explicativo como el wiskie de los hillbillys (los paletos de las montañas en USA), aunque se hace innecesario. El límite de la vida de Ree Dolly es suficiente para cubrir el escenario de su vida. Hay una seriedad en su vida que pone de punta hasta las pestañas, y salvo algún guiño al mas negro de los humores (la escena con la ardilla, la barca) o en algunos dialogos brutales, breves con el sherif por ejemplo o con los malosos, perdon las malosas. No se malgasta ni las palabras, tal es la parquedaz de la dureza de las montañas de Ozark. Me recuerda en cine a Frozen River, otra pasada de neo-realismo madeinUSA y a la tierra durísima de Celama, el Páramo de Luis Mateo Diaz, inacabable lectura porque se te mete en la piel su frío vital como el bosque en blanco y negro de Ree Dolly.
Aparte de vidas universales en paisajes singulares, hay escenarios globales: el ranchito no es propiedad del gaditano despreocupado o los vaqueros de Guadarrama; el ranchito está en Misouri y es idéntico: puertas de somier, gomas de regar, muebles a la intemperie "por si", coches abandonados junto al porche y todo sirve par cubrir esta ventana algo desvencijada...que importa si afeo un paisaje de bosques si es mi terreno, mi granja mi paisaje...¡pero no les hace daño a la vista! Obvio. NO.
Muchos detalles para no olvidaren Winter´s Bone: el instituto al que dejo de ir Ree obligada por la vida, lleno de trofeos, desfiles absurdos, pasillos impecables y puertas con cristal en las aulas.
El estudio de tipos del SudWest de USA, de barbas y bigotes imposibles, calzados con gorras: hay escenas de clara intención etnológica, apenas necesarias para entender la historia pero si para comprender más a sus protagonistas. Como la subasta de ganado o el bar de los malos...la banda de country en casa de la amante del padre (que voz, que letras...), o la dureza de la musica y el volumen en la casa de su amiga sentenciando triste "cuando te casas las cosas son diferentes. ÉL manda". Deslumbra el personaje del hermano del padre, el tío Teardrop (Lágrima) cargado de una bolsa de speed (perdón metanfetamina) de edad incierta por el castigo de la idem, aunque sugiere en una escena que ¡40! una vida destruida y una casa llena de botes por doquier, pitillos y puntos de tattoo...y una vida sin destino excepto la honra de su apellido que hay que vengar. ¿Es que alguien no reconoce este escenario aquí, lejos de Misouri? ¿No es la mismísima historia de la honra de los gitanos? ¿o la de los mafiosos italianos? Es la universalidad del neorealismo. Es la vida. Y olé por quien sabe retratarla.