septiembre 10, 2010

polimorfos

Siempre me han impactado esas escenas del  salvaje  antartico, con las grandes comunidades de  masas de mamíferos marinos repanchingadas al eterno sol de enero, criando, ganando peso (mas!)  y cargando de tranquilidad los inmensos cuerpos. Toneladas de biomasa al sol, a ese sol duradero, que parece ajustado en su pereza por ocultarse a la lentitud de los movimientos  de los machos competitivos y aparentemente apáticos. Buscan un encuentro para enfrentarse entre sí como aperitivo a la procreación obligatoria y necesaria, mientras despavoridos se alejan los inocentes e inexpertos jóvenes que atentos, aprenden su futuro.
Muchos humanos anhelamos también el mar estival y nos abandonamos en la arena de la playa, repanchingados al sol: tenemos algo de mamifero marino...y como ellos un deseo inconsciente de formar parte de una comunidad, agregándonos y acercándonos unos a otros tanto como las circunstancias permitan y el mal gusto impúdico e invasivo de otros imponga.
Pero no, aunque el sol marino invita a la conquista o a ser conquistados al menos en algún momento de nuestra vida (o siempre?), vence y se impone nuestra curiosidad de entre nuestros juegos preferidos. Mirar y hablar de lo que miramos. Calibrar, comparar, contrastar a los otros, sus modos y sus formas, sus relaciones y reacciones.
La mía, teñida de esa visión del naturalista que simepre me acompaña, me ha llevado a percibir la gran desemejanza entre individuos de nuestra especie, y a que posiblemente seamos la especie mas polimórfica de cuantas conocemos. Somos tremendamente diferentes a nuestros ojos, aunque confieso que no sé si bajo la atenta mirada de un perro parecemos un grupo muy homogéneo ¿les pareceremos seremos tan iguales como a nosotros los boxers entre si? La Fisiognomia estableció tipos asociados a su parecido con los animales, en un intento simplificador de la morfología humana.Yo no lo veo así, la simplificación aquí creo tiene pocas bazas. Percibimos tal cantidad de sutilezas que somos perfectamente distinguibles en formas, volúmenes, tallas...y por supuesto, facciones.
Somos así, millones de formas bajo un patrón único, algo que me resulta mas próximo a la aparente arbitrariedad caprichosa de las formas de los individuos-árboles que a la de cualquier otro animal.
¿Habrá alguna razón para ello?
Prometo indagar

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